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Éxito en la oposición. El principio de Vilfredo

El principio de Vilfredo nos ayudará a obtener el éxito en las oposiciones y en muchas facetas de nuestra vida. Se trata de optimizar los esfuerzos de cara a los resultados. Te mostramos en qué consiste y cómo aplicarlo.

La ley del 20 - 80 para opositores
La ley del 20 – 80 para opositores

Pocos tienen mucho y muchos tienen poco

Texto original en «El arte de la memoria»

¿Te has preguntado alguna vez cuál es el secreto de determinadas personas  para conseguir cosas muy importantes haciendo muy poco?

Seguro que conoces a  alguien que emplea muy poco tiempo estudiando y saca unas notas estupendas o  ganando mucho dinero trabajando pocas horas o siendo altamente productivo  trabajando y/o estudiando aunque trabaje y/o estudie durante 2 ó 3 horas al día  (de lunes a viernes) solamente. ¿Qué es lo que hacen estas personas que no haces  tú?, ¿cuál es su secreto?, ¿cómo lo consiguen? Lo más importante: ¿qué puedes  hacer para conseguirlo tú también? La respuesta está en aplicar el Principio de Vilfredo.

Joseph M. Juran introdujo el nombre en honor del sociólogo, economista y  filósofo italiano Vilfredo Pareto (1848-1923). Vilfredo se dio cuenta de que en la  Italia de su época el 20% de la población tenía el 80% de la riqueza del país.  Hoy en día eso mismo se sigue aplicando no sólo a Italia, sino a todo el mundo  con alguna variación en las cantidades. Pero la idea es la misma, unos  pocos tienen mucho y el resto, que son muchos, tiene  poco.

Éxito en las Oposiciones
Éxito en las Oposiciones

Antes de seguir explicándote en profundidad voy a contarte lo que me ocurrió  tras empezar a aplicarlo activamente en mi trabajo de hace unos años como  Ingeniero Informático. Antes de eso, yo trabajaba mucho, demasiado. No sólo por el  esfuerzo y empeño que ponía en ello sino por la dedicación y el número de horas.  Se podía decir que yo era una de esas personas que se quedaba el último oficina  habiendo llegado el primero. Me llevaba el trabajo para casa y me ponía con ello  por las noches y en los fines de semana. A pesar de eso, yo no me llevaba la  gloria. Los logros y el reconocimiento los conseguían otras personas. Que además trabajaban ”únicamente” durante las horas que ponía en su contrato.

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Yo me  frustraba y me decía: “Carlos, tienes que trabajar más duro. Tienes que hacer más,  emplear más tiempo y poner más empeño”. Pero a la siguiente revisión de  objetivos de empresa, me volvía a ocurrir lo mismo. Fue entonces cuando me dije:  “Espera un momento, aquí hay algo que no estás haciendo bien, Carlos. No puede ser  que estés trabajando de esta forma y consiguiendo estos resultados tan pobres cuando hay otras personas que no son ni más ni menos inteligentes que tú y que  dan mucho menos que tú. Tiene que haber algo que puedas hacer al respecto” Y en  efecto lo había. Empecé a fijarme en este grupo de personas. Siempre (y en  cualquier empresa) son unos pocos así que lo tenía fácil. Los tenía a todos  identificados.

Empecé a ver qué era lo que hacían, cómo y en qué se diferenciaba  de lo que yo hacía. En todos los casos, la diferencia estaba por un lado en que  estas personas hacían lo que debían hacer y por otro en que lo hacían como se  debía. Y yo simplemente hacía otras cosas o de otra forma de manera que los  resultados eran distintos. Por ejemplo: a mí me parecía que había que describir  con muchos detalles lo que ocurría en un problema técnico que tenía entre manos  y además que había que adornarlo un poco para hacerle agradable la lectura a  quien viniese después a revisarlo o a trabajar en ello.

Al compararlo con lo que  hacía el grupo de “los elegidos” me di cuenta de que ellos no sólo no daban  tantos detalles sino que sólo incluían lo estrictamente necesario y nada de  adornos. ¿Qué conseguían con ello? Ahorrar tiempo y esfuerzo.  Podría seguir dándote muchos más ejemplos pero no quiero centrar el contenido de  este artículo en mis experiencias profesionales. Aunque sí quiero que sepas que  mi trayectoria profesional cambió radicalmente según empecé a aplicar el  principio de Pareto. Entonces empecé a formar parte del grupo de “los  elegidos”. Como verás más abajo, este principio se aplica perfectamente al campo  de las oposiciones y los estudios, no sólo al del trabajo. ¿Quieres conseguir lo que hacen otras  personas que sacan las notas más altas sin dejarse la vida en ello? Pues sigue  leyendo.

¿En qué consiste? ¿Cómo obtener el éxito en la oposición?

El principio de Vilfredo también se conoce como la “regla del 80/20″, “regla  del 80-20″ o el “principio del factor de parquedad” (factor sparsity en inglés). No es algo estricto en el sentido de que siempre  se cumpla la proporción 80/20. Unas veces la regla es del 70/30, 90/10, 99/1, …

Pero tomaremos el 80/20 como punto de referencia.

Todo se refiere a lo mismo: Un 20% de lo que haces produce el 80% de  los resultados que obtienes y viceversa, un 80% de lo que haces produce  el 20% de los resultados.

Esto lo vas a ver enseguida con un ejemplo. Yo jugaba al fútbol en el equipo  del barrio. Me gustaba mucho. Me lo tomaba muy en serio. Siempre me esforzaba  por ser el mejor. Entrenaba duro, incluso solía hacer un día o dos extra de  entrenamiento por mi cuenta. Para mí era frustrante ver cómo otros compañeros de  equipo conseguían la gloria porque marcaban goles. Yo trabajaba enormemente  durante todo el partido. Corría sin parar. Subía la banda, la bajaba, daba pases  de gol, robaba balones al contrario. No me consideraba un mal jugador. Mi  técnica no era la de Messi pero sí podía decir que estaba por encima de  la media (de un equipo de barrio). De todas formas, los laureles se los llevaban  otras personas y siempre coincidía con el número de goles marcado.

  • ¿Qué hacía mal? Entrenaba más que ellos. Me esforzaba más. Corría más. Ésto  es lo que me ocurría: El 80% de lo que yo hacía para prepararme para los  partidos estaba relacionado con la forma física, el control del balón, las  asistencias a los demás.
  • Qué conseguía? Un 20% de la gloria en el equipo. Porque no marcaba  goles.
  • ¿Qué hacían aquellas una o dos personas que lideraban al equipo y se llevaban  los elogios de los demás?  Corrían poco, perdían balones y entrenaban mal. Pero  !marcaban goles! Y eso es lo que se necesita para ganar los partidos. No estoy  diciendo con ésto que hay que volverse un egoísta y no dar ningún pase de gol al  compañero para meterlos todos nosotros. A lo que me refiero es a que yo no  concentraba mis esfuerzos en trabajar lo que producía los resultados que yo  tanto ansiaba. No me preparaba los remates a puerta, no pensaba en marcar yo el  gol. Siempre buscaba a alguien más para pasar el balón. Por el contrario,  trabajaba en cosas que aun siendo buenas, no me llevaban a donde yo quería.

Para terminar con el relato personal, decir que en los últimos dos años que  estuve jugando, no sólo me divertí mucho más que en todas las temporadas  anteriores sino que fui el máximo goleador del equipo. No porque me hubiese  vuelto el mejor. El cambio fue que pensé en marcar goles y me preparé física y  mentalmente para ello. En cuanto había una oportunidad, allá iba. Fallaba  muchas, pero también marcaba en muchas. Me esforzaba menos, corría menos. Pero  con lo poco que hacía, conseguía “la gloria” .

Otros ejemplos :

[La proporción  80/20 es sólo orientativa, modifícala a tu gusto]

  • Las comidas azucaradas te dan mucha energía para el momento después de  comerlas. Pero enseguida tienes que volver a comer porque la energía se ha  esfumado. Puedes pasarte el día comiendo bizcochos, pasteles y tartas pero te  encontrarás con un nivel bajo de energía la mayor parte del tiempo. El principio  de Vilfredo entra en acción: El 80% de lo que comes (azúcares), te da únicamente  el 20% de la energía que necesitas
  • El 20% de la ropa que tienes es la que te pones. El restante 80% se queda en  el armario
  • Utilizas el 20% de todas la funcionalidades de tu teléfono móvil último  modelo en el mejor de los casos. El restante 80% está ahí pero nunca lo  utilizas.
  • Cuando bebes una cerveza, el 20% de lo que ingieres te sirve para algo, el  otro 80% tu cuerpo lo deshecha. Éste seguramente sea un caso en el que una  proporción de 95/5 sería más realista.
  • El 80% del tiempo que empleas viendo la televisión te da un 20% de  información nueva o que necesitas o que te gusta. Sólo es útil el 20% del tiempo  que te pasas delante de la televisión. A mí no me gusta la televisión y en mi  caso la proporción es del orden de 99/1. Por lo que no la veo nada.

Aplícalo en las oposiciones (trabajo / deporte / hacer la  compra/…):

  • Si el 80% de la nota del examen sale del contenido de un documento fundamentla para la oposición y el 20% de la nota sale  de los 4 libros que forman la bibliografía de los temas, trabaja en el  documento y deja los 4 libros en un segundo plano.
  • Si tienes 10 libros que te pueden servir para aprobar la  oposición y sabes que en 2 de ellos está todo lo que necesitas saber para  sacar la máxima nota pero que con los otros también se puede conseguir, ve a por  los 2 fijos y, si tienes tiempo o te apetece, luego puedes ir a por los  otros.
  • Si en tu oposición debes preparar muchos temas, probablemente sea mucho mejor saberse muchos temas al 80% que dominar unos pocos al 100%. Distribuye tu esfuerzo.
  • Si con 2 horas de estiramientos y ejercicio de fuerza y aeróbico a la semana  desde casa tienes suficiente para mantener tu nivel de energía alto, sentirte  sano y ágil, ¿por qué no hacerlo en lugar de apuntarte al gimnasio, la piscina y  tomar complementos vitamínicos en cápsulas? Imagina que el tiempo de ida,  ejercicio y vuelta del gimnasio y piscina son 8 horas  (no sólo eso, también  tienes que contar el dinero de ambas cosas y de las cápsulas). ¿Ves a qué me  refiero?
  • Si una camisa preciosa que acabas de ver en una tienda cuesta 3 veces más  que otra cualquiera y no vas a tener oportunidad de lucirla a menudo por la  razón que sea, ¿por qué hacer ese gran gasto si apenas vas a usar lo que  compras?

¿Cómo aplicar el principio de Vilfredo con éxito?

Muy sencillo. Sólo tienes que:

  • Observar fuera. Mira lo que hacen otros para conseguir esas notas altas, esos  resultados (en las oposiciones, en la Universidad, en el trabajo, en el deporte, …
  • Observar dentro (de ti). Fíjate en lo que mejor resultado te da. Ten en cuenta lo que haces y lo que consigues con ello. Dale un repaso al día, por ejemplo. Busca ese 80 % de rendimiento.
  • Practicar. Pon en práctica lo que has visto que les sirve a otros y a ti mismo y quédate  con lo que te sirva

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